8 Tipos de Mamás en las que NO quieres convertirte

Por: Mariví Jaén 

Definitivamente que cada persona es diferente y que es real el dicho “cada cabeza es un mundo”. Tratar de adivinar o comprender lo que pasa por la cabeza de una madre es difícil y casi casi imposible. Todas tenemos en nuestra mente un ideal para ser madres “perfectas” y queremos serlo. Todas queremos tener los mejores y más sanos hijos. Todas anhelamos que nuestros hijos coman bien, vayan bien en la escuela, tengan la ropa más linda, sean los niños más educados, sean los mejores deportistas, los escojan para el rol protagónico en la obra musical del colegio, salgan en todos los cuadros de honor y excelencia posibles, sean líderes de su grupo, buenos, bondadosos, que no digan malas palabras, que sean felices y cooperadores.

Al mismo tiempo, nosotras las madres debemos ser las más completas, tener la mejor carrera, vernos lindas y ejercitadas, ser complacientes pero estrictas, cariñosas y amables, ser buena esposa, hermana, amiga, jefa y compañera de trabajo. Tener la casa impecable y vestirnos a la moda, preocuparnos del perro, ser choferes y buenas anfitrionas y todo ese chorro de cualidades positivas que puedas pensar. Pero saben qué? ALTO AHÍ! Solo de escribirlo ya estoy cansada y la realidad del mundo en que vivimos es otra. La realidad es que las madres perfectas NO existen y tampoco existen los hijos perfectos. Y tal vez, al tratar de alcanzar esta perfección terminamos convirtiéndonos en todo aquello que NO queremos ni debemos ser. Descuidamos los detalles que realmente importan y nos perdemos momentos en nuestras vidas y en la vida de nuestros hijos que no regresarán jamás. Y al final del día, seremos madres y personas insoportables, cansadas y amargadas no solo para nuestros hijos, sino para el resto de las personas que nos rodean.

Bueno, tal vez este listado nos ayude a todas a desestresarnos un poco y a convertirnos en MADRES REALES y no PERFECTAS y a saber reconocer cuando estamos un poquito “fuera de control” (y de paso, les ruego que si me convierto en una de estas, me dejen saber, ja , ja, ja):

1. La mamá que compra y cocina TODO orgánico

Ok, para empezar que lo orgánico es carísimo. O sea, sinceramente uno por los hijos hace lo que sea y gasta el dinero que sea, pero gastarme $6.00 en una libra de tomate orgánico? Ehhh, no creo. A parte que si tu ves muy bien eso y te sobra el dinero para hacerlo, perfecto. Pero podrías por favor dejar de mirar mal a todas las que no lo hacemos y de paso le compro un McDonald´s a mi hijo y tu intentas que el tuyo se tome el batido verde con chía, apio, piña y leche de almendras? ¡GRACIAS! PROMETO NO MIRARTE MAL A TI TAMPOCO.

2. La mamá que aún habla de su hijo en meses

ALOOOO, tu hijo tiene 3 años y medio y con decir 3 años está bien. No tienes que decirle a todo el mundo que tu hijo tiene 42 meses (y les advierto que tuve que sacar la calculadora para llegar a este número). Una vez tu hijo pasa de los 12 meses, puedes empezar a decir la edad de tu hijo en años. Créeme, todos los que te rodean lo agradecerán.
3. La “mamá antibacterial”

Así como lo leen. Le llamo la “mamá antibacterial” a esa mamá que se la pasa poniéndole el jaboncito a todo el que se le acerque. Entiendo que si tienes un bebé debes ser cuidadosa, pero cuando ya tu hijo tiene cierta edad es absurdo tratar de controlar hasta el más mínimo germen que pueda existir. Los niños son niños. Se van a ensuciar, van a meterse los dedos a la boca y van a jugar con tierra. Supéralo, solo respira, procésalo y trata de seguir adelante. Esta bien que quieras ser cuidadosa e higiénica pero eso es una cosa y otra volverse obsesiva compulsiva no solo con tus hijos sino con quienes te rodean y rodean a tus hijos. Sacar el antibacterial cada 5 segundos raya en lo obsesivo. ¿Okay?

4. La mamá que no importa lo que pase siempre está bien vestida y con cara de felicidad.

No te quiero ver. En serio, no te quiero ver. Algo está errado en esa ecuación.

Mamá + Niños = Mamá bien vestida y con cara de felicidad siempre

IMPOSIBLE!!!. Estás en el parque, jugando futbol con tus hijos y tu cabello se ve divino, tus uñas impecables y hasta vistes ropa de ejercicios nueva. Te odio. ¿Cómo lo haces? Por lo menos trata de “desgreñarte” un poco para que las otras mamás que estamos cerca de ti no nos sintamos tan feas. O estás toda linda vestida y tu hijo te vomita encima justo cuando yo vengo llegando a saludarte y tu me recibes con una sonrisa de oreja a oreja? En serio? WOW. No puede ser!!!

5. La mamá que viene saliendo del hospital con el bebé recién nacido y ya perdió las libras de más que ganó durante el embarazo

No es gracioso que tengas un bebé de un mes y salgas a la piscina a tomar sol en bikini y mostrando cuadritos en el abdomen. De verdad, no lo es. Y si en verdad perdiste el peso de tu bebé en 10 segundos entonces por lo menos ten misericordia de las que no y vístete holgadito por unos meses para disimular. Cuando alguien te mira y te dice “Fulanita, qué bien te ves”, solo di “Gracias” y omite la parte de que acabas de tener un hijo, por favor. Te lo suplicamos todas las madres que nos cuesta perder el peso. Mi hijo menor va para tres años y aún estoy tratando de perder el peso del bebé jajajaja.

6. La mamá que no puede aceptar que ser mamá es duro.

Sí estamos de acuerdo. No existe nada mejor en la vida que ser madres. Todas adoramos y amamos a nuestros hijos con pasión y locura y mas que a nada en este mundo. No existe NADA que yo quisiera ser en vez de ser mamá. Eso no tiene discusión, pero molesta cuando estás con tus amigas y valientemente te atreves a decir que necesitas unas vacaciones y una de tus amigas te responde que la verdad para ella estar con sus hijos 24/7 es mejor que irse de vacaciones. Eso ni viene al caso! Es como comparar peras con manzanas. Está bien aceptar que estás cansada. Está bien aceptar que mandaste a tus hijos a la casa de la abuela para poder ir al salón de belleza y hacerte el pelo y las manos. Está bien aceptar que en las noches matas por que tus hijos se acuesten temprano para poder tomarte una copa de vino y ver tu programa de televisión favorito. Eso no te hace una mala madre ni te hace querer menos a tus hijos. Mamás, acéptenlo. SER MAMÁ ES DURO!.

7. La mamá que la pasa callándote porque se te salió una mala palabra

Seamos realistas. Estás manejando y tus hijos están en el auto. Un cabrón se te tira y por poco te choca y lo primero que gritas es ¡MIERDA! (como mínimo). Sí, lo acepto. Se me salen malas palabras a cada rato. Más de lo que quisiera. Pero somos humanas y es difícil no decirlas en los momentos que amerita. Y si estoy parada a lado de tu hijo, y se me sale una, créeme que no lo hice de maldad. Solo se me salió. Tu hijo debe saber que existen malas palabras y que los adultos a veces (o muy a menudo) las decimos y que todo tiene su edad y que cuando sean adultos podrán decirlas. Por supuesto que me disculparé si se me salen frente a tu hijo, pero evita abrir los ojos enormemente y mirarme con cara de que quieres estrangularme y decirme “shhhhhhhhhhhhhhhhh, no digas eso” solo porque dije ¡COÑO! O cualquier otra frente a tu hijo.

8. La mamá que se la pasa escribiendo en blogs y redes sociales acerca de otras mamás.

Ajá si, esta soy yo. Ups!! Jajajaja ¿Ya ven en qué me he convertido?

¡Cheers!