Ahora lo entiendo

Por: Jackie Souter

El otro día vi a una persona en una red social decirle a otra, “tú no comprendes porque no eres padre de familia”. A lo cual la otra persona le contestó que esto era lo más ridículo que había oído. Le dijo algo como: yo puedo opinar –y opinión válida- sobre la guerra aunque nunca he vivido una; sobre la pobreza aunque no sea pobre; sobre la historia de Rusia si me da la gana; yo no tengo que ser madre o padre para opinar sobre serlo.

Punto válido, pensé, pero no concuerdo. Quizás  lo único que una persona no puede entender de verdad, sin vivirlo, es cómo es y qué se siente ser madre o padre. Te lo pueden contar y te lo puedes imaginar. Pero como decían en ese programa de MTV de las casas de los famosos: “tú piensas que sabes, pero no tienes idea”. La prueba de esto es que cuando nos convertimos en padres vemos a los nuestros de otra manera. Quizás es porque es un amor que solo se siente al ser padre. Punto.

Yo no tenía idea. No sabía lo que era este amor. No sabía lo que era este sacrificio. Jamás me indigné porque en la TV a las 7:00 p.m. salía una pareja teniendo sexo; jamás me había salido este instinto de tigre al ver a mi hijo atacado; jamás había sentido la increíble necesidad de celebrar bobadas; jamás entendí –hasta ahora – por qué mis papás me inventaron a Santa o Papá Noel y el ratón de los dientes.

Incluso ahora, aunque no lo hago como madre, entiendo cosas. Entiendo por qué celebran cada mes del primer año del niño. Entiendo por qué hay madres extremadamente estresadas que rayan en lo ridículo. Entiendo por qué hay madres que no se pueden separar de sus hijos y otras que sueñan con una escapadita para hacerlo. Entiendo por qué hay madres que llenan las redes sociales con fotos de sus hijos; entiendo por qué unas prefieren no hacerlo. Entiendo a las madres primerizas que no quieren perderse el primer corte de cabello de su hijo; entiendo a aquellas que trabajan incansablemente para pagar un buen colegio; entiendo a las que a veces toman malas decisiones por no saber qué hacer.

Todas esas cosas que dije que jamás haría, las hice; esas cosas que critiqué, las hago; yo sabía mucho sobre tener hijos pero la verdad es que no sabía ni sé nada.  Ahora lo entiendo… y no juzgo.