Con frecuencia, en vacaciones y fines de semana, llega un momento en que la impaciencia se apodera de nosotras, perdemos la calma y arruinamos los momentos en familia ¿Les pasa?
La paciencia es la actitud de poder tolerar o atravesar una situación sin explotar en conductas que se expresan en gritos, sacudidas o agresión. Tenemos la falsa creencia que hace pensar que la paciencia es una virtud pasiva, muy lejos de ser cierto, la persona paciente desarrolla una actividad mental muy activa que lo lleva del impulso emocional a un proceso de razonamiento que se exterioriza como serenidad.
La impaciencia es el efecto de una serie de pensamientos que, si logras traerlos a tu conciencia antes de explotar, comenzarás el hermoso camino de ser más paciente y ganar la paz.
¿Pero cómo hacer para hacer ese “stop” justo antes de estallar?
Pues la paciencia, y valga la redundancia, requiere paciencia; es como un árbol que se siembra y del que, poco a poco, al regarlo adecuadamente, vemos crecer y desarrollarse, o podemos decir que es como un músculo al que entrenamos con decisión y constancia hasta que se vuelve fuerte.
Igual sucede con la actitud de la paciencia, requiere educarnos para lograrla.
Así que el primer paso para ese entrenamiento es que puedas tomar consciencia de los factores que influyen en tus pensamientos y que hacen una escalada emocionalmente irritante en ti hasta reventar en una expresión no deseada.
Te enlisto algunos de estos factores que pudieran ser de ayuda para que los identifiques y comiences tu camino hacia la paz:
• Querer tener siempre la razón.
• Unas altas expectativas sobre el comportamiento de los demás.
• Hacer muchas cosas a la vez creyendo que podemos con ellas y además esperar alguna retribución en afecto o valoración por parte de los otros.
• Querer que las cosas sucedan o cambien al estilo “exprés” en el que vivimos hoy.
• La falta de un espacio a diario para conectarnos con nosotras mismas y tomar conciencia de nuestras emociones, ilusiones, deseos y sentido de vida.
• El acumular cansancio y la falta de sueño.
Si identificaste uno o varios factores de esta lista, es necesario que comiences a atenderlos, en mente y en acción, si quieres conservar esa paz que tanto necesitas.
Verás que tus fines de semana y tus vacaciones comenzarán a ser diferentes para ti y para los tuyos.
¿Quieres saber más sobre este tema?
Coméntanos y, en el próximo encuentro de los viernes de crianza, sigo brindándote herramientas.
La Autora, Larissa Nobile Castro, es Educadora Social, Directora de Padres Activos y Representante para Panamá de Gordon Training International. Puedes seguirla en su Instagram @padresactivos