Estamos en las fechas en que nos ilusionamos con los regalos que le haremos a nuestros hijos, incluso algunos padres logran al fin realizar sus propios sueños infantiles regalándole a los hijos aquellos juegos que ellos desearon cuando pequeños y que nunca tuvieron ¿Se identifican?
Diciembre es una fecha en la que es fácil confundir los afectos a través de los regalos y los objetos, no sólo para nuestros niños sino también para los padres.
Me consigo con madres que al contarme que no le pudieron comprar a sus hijos aquello que pedían, se les llenan los ojos de lágrimas y sienten una mezcla entre culpa y tristeza. Por el contrario, escucho a padres quejarse porque después de hacer muchos esfuerzos en traerles el mejor juguete, sus hijos parecen no apreciarlo después del segundo día de haberlo recibido.
No es de extrañar que, a causa de nuestras altas expectativas sobre la reacción de los hijos ante lo que reciben, el ataque publicitario que nos invita a comprar felicidad artificial y los compromisos obligados, terminemos llenos de estrés y sin querer celebrar las fiestas que se suponen invitan a la paz, el amor y la fraternidad. Este contraste es el que lleva a muchas personas a amar o a odiar este último mes del año.
Si queremos ser congruentes con esos valores que deseamos para estas fechas, es necesario que nuestros pensamientos y deseos estén acompañados de nuestras acciones. Te animo a regalar:
- Tiempo de encuentro para con tu hijo, tu pareja, para esa amiga que te necesita, tiempo para compartir con tus viejos y para hacerte presente en aquellas personas que amas.
- Presencia de abrazos silenciosos y sinceros, de esos que sostienen fraternalmente y que dicen “estoy aquí para ti”.
- Escucha para todos los que están a tu alrededor y que están pasando momentos duros. Y silencio y encuentro para ti misma, para tus deseos y emociones.
Si te fijas, ninguno de estos regalos se compra, todos se dan y en vez de estresar, serenan… justo por eso no tienen precio.
Si durante esta lectura a tu mente vino alguien especial, deja lo que estás haciendo y regálale lo que nadie le puede dar: tu tiempo, tu presencia y tu escucha.
La Autora, Larissa Nobile Castro, es Educadora Social, Directora de Padres Activos y Representante para Panamá de Gordon Training International. Puedes seguirla en su Instagram @padresactivos
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