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¡No!, al sentimiento de culpa

Por: Jackie Souter

Esta semana ha sido ajetreada. He tenido días súper ocupados, con eventos y reuniones después de la oficina y siento que no he visto suficiente a mis hijos. El de 18 meses ya se dio cuenta y cada vez que entro por la puerta me dice “jugo” (¡cómo saben!). A veces las cosas te abruman y uno se empieza a sentir culpable.

Pero amigas madres, hay que parar ese sentimiento apenas trata de aparecer. Páralo. Somételo. Yo tengo mis pequeños trucos para sentirme que estoy dando mi todo como madre. No soy psicóloga y esto va con mis circunstancias, pero quizás alguno les ayude. Sé que muchas madres que me leen son profesionales y pasan el día entero fuera de casa y a veces se pueden sentir como yo.

-No me comparo con otras madres, la maternidad no es una competencia. Hago lo mejor que puedo en mis circunstancias y la mayoría del tiempo que no estoy con mis hijos, estoy también trabajando por ellos y su bienestar.

-Cuando llego a mi casa todos los días, estoy cien por ciento con mis hijos. Me cambio a una ropa cómoda y me tiro al piso, por lo menos por 45 minutos a una hora. En la etapa en que están, jugamos el escondido, el aeropuerto, la tienda, burbujas, legos… lo que sea. Aprovecho para conversar con el grande sobre qué hizo en la escuela.

-Limito mis compromisos después de la oficina lo más que pueda. Por supuesto que a veces no lo logro (como esta semana), pero digo no a bastantes cosas. Si no veo a mis hijos los extraño mucho y sé que ellos a mí.

-Los fines de semana se los dedico a ellos y en muchas ocasiones, sin ayuda. Al bañarlos, hacerles la comida, acostarlos, me reconecto con todas esas pequeñas cosas del diario vivir que me pierdo en la semana. Así cuando la muchacha que me los cuida en la semana me dice “vio que ahora el bebé hace esto”, le puedo decir “sí, ¡lo vi antes que tú!”

-Estoy consciente de lo que hacen muchos padres con este sentimiento: comprarles cosas a sus hijos. Créanme, en semanas como estas, quiero parar en la juguetería y comprar un juguete para llegar con una sorpresa, verlos felices y sentirme mejor… pero me controlo. Estoy consciente y no cederé. Los regalos son para cuando se porten bien, saquen buenas notas, etc. No para cuando mami quiere sentirse bien ella.

-Por último, me enfoco en lo que comparto con ellos, no en lo que me pierdo. Pienso en mis padres, que ambos trabajaban a tiempo completo y en todos los recuerdos que tengo de mi niñez. Sé que si hago que cada momento cuente, podré disfrutar mucho con mis hijos y estar presente para ellos.

No hay por qué sentirse culpable. Sé que todas las madres en algún momento se sienten así por diferentes motivos, pero no es necesario. Nuestros hijos crecerán y cuando sean padres entenderán cómo es la vida y todos los sacrificios que uno hace por ellos.

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