Por: Jackie Souter
Les confesaré algo: en esta Navidad he estado más nostálgica de lo usual. No sé si es porque vi muchas noticias y videos de la guerra en Siria y otras tragedias que se han dado alrededor del mundo, porque en esta época tan especial me acuerdo más de mi mamá que falleció o porque me emociona mucho ver a mis hijos gozar tanto esta época. Me dio por llorar un día –y a quien no le pasa- pero no entendía si era de tristeza o felicidad (¿quizás hormonal? Jaja). Tengo otra confesión que les puede parece cómica: me dieron muchas ganas de llorar viendo a un grupo cantar canciones de Navidad ¡en el centro comercial! #penaajena (no se rían de mí).
Ya pasadas las navidades he reflexionado sobre este 2016 y el que me espera, algo que no hago hace tiempo. Antes de tener hijos era una persona que hacía mucha introspección y lo hacía seguido. Eso me daba confort, pensar sobre mis logros, mis retos superados, mis sueños aún por alcanzar y cómo iba mi vida. Me acuerdo que si tenía un viaje al interior realmente chévere, al día siguiente pensaba todo el día sobre lo qué pasó y cómo me gustaba ser joven y libre. Era como una forma de sentir que estaba sumergida en esa época de la vida que es tan especial.
Pero ahora con dos hijos pequeños, ya no hay tiempo para eso. Mi vida no para, ni un segundo, en la oficina, en la casa, acostarlos, con este blog, estar con mi esposo e irme a dormir. Los días pasan rápido, ya mis hijos están creciendo y a veces miro hacia atrás y digo: ¡qué está pasando¡ ¡dónde se está yendo el tiempo! ¡no me acuerdo de esa foto!
Por eso mismo, he decidido que mi única resolución del 2017 será eso. Tengo que encontrar el tiempo para estar conmigo misma, para pensar, para absorber esta vorágine que se llama maternidad, estar en los 30, avanzar mi carrera profesional, ser esposa. No puedo dejar que esto pase sin pensar sobre ello, en este mismo momento. No solo es eso que llaman “estar presente” y de lo que hay muchísimos libros para leer y teorías para estudiar. Es más allá de eso. Es cada noche reflexionar, ¿qué fue lo que más disfruté hoy?; ¿qué aprendí hoy como mamá, esposa o como profesional?; ¿qué puedo mejorar mañana?; ¿qué es lo mejor de esta etapa de la vida?; ¿qué es lo más duro?; ¿qué me tiene incómoda y qué debo hacer para estar mejor?
Sé que no será fácil, pero lo haré. Muchas personas lo hacen en su templo religioso, otras en el auto, otras en su cama, otros meditan en la madrugada. No he decidido cuándo, pero lo haré. Las invito a hacer lo mismo, a detener el tiempo y a vivir más lento porque estos años nunca volverán. Cada día es un regalo y hay que saberlo apreciar.
Les deseo un feliz 2017 lleno de salud, paz, amor y reflexión. Jackie.