Mi hijo es introvertido…¡no importa!

Hace un tiempo, un familiar me recomendó leer el libro bestseller El poder de los introvertidos, de Susan Cain, porque él me veía reflejado en ese temperamento.

Siempre he sido así, algo solitaria y ermitaña. Desde el principio me cautivó cómo la autora explica que la sociedad nos hace sentir que ser introvertido o tímido (no es lo mismo, pero muchas veces van de la mano) es algo “malo” o “indeseable”. Y cómo, a los padres de introvertidos, se nos hace sentir que nuestro hijo no tiene el temperamento “ideal” para ser exitoso en la vida.  Los extrovertidos son los que hacen amigos, los que hablan bien en público, los carismáticos, los “people person” y eso es importante en la vida.

Como se imaginarán, mi hijo mayor salió a mí. Desde que tenía 4 meses no se va con nadie, excepto su papá, mamá o nana. Le gusta jugar en grupos pequeños y se siente incómodo en cumpleaños o eventos grandes. No confía en extraños. No le gusta la gente entrona o que lo quiere apapachar de una vez. En cambio, le toma cariño especial a aquellos que poco a poco se lo van ganando, sin mucha fanfarria.

Pero también, es sumamente cariñoso. Protector de su hermano. Se preocupa mucho, a veces demasiado, cuando ve a otro niño llorando o sufriendo. Es muy apegado a sus padres, pero al sentirnos cerca, se atreve a explorar. Canta y baila en la casa, pero no fuera. Cuando hablo positivamente de él frente a otros, se pone rojito y apenado.

Algunas personas cercanas a nosotros me han hecho comentarios. Que si el niño tiene mamitis, o es consentido, hasta me han sugerido que tiene algún problema serio. Me han dicho que lo protejo mucho (aunque al año y 5 meses lo mandé al maternal) y que es mi culpa. Quisiera decirles que me da lástima su ignorancia pero no los quiero ofender, así que solo sonrío y les digo: si lo visitaras más a menudo, quizás se dejara cargar o te hablara. Esa es mi táctica.

Claro que a veces me frustra que otros no ven su gran personalidad como yo. Que en las fiestas no hace shows o esas cosas. Pero nada de su temperamento me preocupa. Sé que poco a poco, como yo, irá saliendo de su cascarón con mi ayuda. Sé que aunque no le provoque ir a la fiesta y prefiera leer, algunas veces hará el esfuerzo porque es importante.

Hoy, por mi trabajo, hablo en público constantemente y he aprendido a manejar la ansiedad. Sé que él también podrá.  El libro nos cuenta que muchos de los más grandes científicos, empresarios, políticos, CEO, deportistas, etc. son introvertidos y muchos son, además, tímidos.

El Gerente General de la empresa en la que trabajo, un hombre a todas luces exitoso, es introvertido. Claro que ningún extremo es bueno, pero es solo un temperamento. Ser extrovertido tiene sus pro y sus contra, igual que ser introvertido.

Si tienes un hijo como el mío, no te preocupes. Debemos decirles que sean quienes son y ayudarlos, porque toda su vida necesitarán su tiempo a solas para recargar energías. Si son tímidos, hay muchas maneras de ayudarlos a manejar eso y darles confianza. Desde Bill Gates hasta Warren Buffett, ¡vivan los introvertidos!

¿Tienes un hijo introvertido? Coméntanos aquí mismo cómo lidias con la situación.