No hay una manera más sencilla de saber que tu hijo ha entrado en la adolescencia que ésta. La adolescencia comienza con la pubertad (que se muestra en los primeros cambios físicos característicos de esta etapa) y culmina cuando ya entra en la edad adulta, es decir, cuando asume actividades autónomas e independientes desde la responsabilidad.
Muchas veces no nos damos cuenta, pero en este período de la vida se vivencian dos duelos paralelos: el del hijo que ha descubierto que sus padres no son los héroes que hasta ahora fueron, reconociendo e inventariando todos los defectos que tienen; y el de los padres que saben que dejan atrás a su hijo pequeño.
Los niños que poco a poco se van convirtiendo en adultos, pasan por una variedad de cambios físicos, emocionales, relacionales, cognitivos y conductuales que nos desconciertan haciéndonos pensar que nos lo han cambiado de un momento al otro.
Algunas de las características que nuestros hijos tienen en este período son:
• Desarrollan un nuevo pensamiento, ahora analizan todo por sí mismos, gozan de ideas propias y se enorgullecen de ello.
• Se juntan con sus iguales, con amigos con los que se identifican o con aquellos que satisfacen su necesidad de valoración.
• Debido a la influencia de las hormonas, suelen pasar de la euforia a la tristeza, de la ilusión a la desilusión, del “te amo” al “te odio” y de no querer hacer absolutamente nada a la acción frenética.
¿Qué necesitan ellos de nosotros?
• Que estemos presentes y dispuestos a escucharlos.
• Que sigamos siendo sus referentes. Aunque busquen pasar más tiempo con los amigos, nosotros somos el pilar principal donde necesitan regresan para apoyarse.
• Que disminuyamos el sermón y estemos más dispuestos a oír sus opiniones y puntos de vista.
• Necesitan padres que demuestren congruencia entre lo que dicen, piensan y hacen.
• Padres consultores, informados y formados, que le brinden una guía respetuosa basada en valores.
• Que respetemos que ya no quieren tantos abrazos, besos o apodos amorosos y que estemos dispuestos a compartir con ellos vivencias, anécdotas, chistes, conversaciones sobre música, deporte o belleza.
No son otros hijos, no ha habido cambio, solamente padres e hijos viven una etapa relacional diferente que se puede experimentar desde el enriquecimiento de vida para ambas partes y disfrutarse desde el amor, la aceptación y el respeto…justo ese lugar donde nuestros miedos no pueden tener cabida.
¿ESTÁ TU HIJO/A ATRAVESANDO POR ESTE MOMENTO EN QUE DEJA DE SER NIÑO PARA CONVERTIRSE EN ADOLESCENTE? COMÉNTANOS Y COMPARTE PARA AYUDAR A OTRAS MADRES!

La Autora, Larissa Nobile Castro, es Educadora Social, Directora de Padres Activos y Representante para Panamá de Gordon Training International. Puedes seguirla en su Instagram @padresactivos
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