Se rompió el brazo. Mi pequeño travieso, mi piojo, mi bebé, mi niño que apenas el día anterior había cumplido dos añitos se tiró de la cuna y se fracturó el brazo.
Todos los que me conocen saben que yo soy una persona bastante relajada. Trato de entender que a menos que haya sangre, los niños son niños y no tienen que llorar ni correr a avisarme por cada pequeña caída que tienen.
Normalmente siempre hay alguien con ellos cuando están jugando, pero pendientes más no encima de ellos. Siento que hay que dejarlos ser y jugar por ellos mismos. Sin embargo, el mundo a veces conspira contra nosotros y ese día estaba yo con ambos hijos en casa de su abuelita. Iban a dormir allá o sea que los acababa de bañar. Le dije a mi hijo mayor que se quedara quieto mientras yo sacaba a Camilo del baño y le ponía la pijama.
Cuando ya había terminado, pongo a Camilo en el lugar más seguro para mi para que no estuviera corriendo por toda la casa solo mientras iba a vestir a Ignacio…la cuna. No había terminado de darme la vuelta cuando escucho un grito y un llanto y veo a mi bebé tirado en el piso llorando. SE TIRÓ DE LA CUNA, pensé.
Enseguida lo agarre y empecé a consolarlo pero el niño no se calmaba con nada. Camilo es un niño sonriente, relajado, casi nunca llora y es sumamente intrépido, por lo que me pareció raro que llorara desconsoladamente sin parar. Yo trataba de mantener la calma a pesar que alrededor mío mi suegra e Ignacio miraban tratando de ver que es lo que había pasado y entonces noté algo raro en el brazo. No puedo explicar que era pero en ese momento supe que el bracito estaba fracturado.
Inmediatamente le dije a Ignacio que me preparara una maleta para llevar al hospital (chupo, trapito, pampers y termo con agua que sabía que iba a necesitarlo), me impresionó como Ignacio de tan solo 4 años supo seguir mis indicaciones y calmadamente preparó la maleta y arrancamos mi suegra manejando y yo atrás con Camilo para el hospital. Volamos al hospital y en el camino iba haciendo las llamadas pertinentes a mi primo que es ortopeda, al esposo de mi amiga que también es ortopeda y a mi esposo que no se encontraba con nosotros en ese momento.
Fue ahí cuando di gracias por vivir en Panamá y poder siempre contar con personas allegadas que nos pueden socorrer en momentos de emergencia. Luego de llantos, angustias, radiografías y demás, se confirmó que tenía dos fracturas en dos huesos del brazo (que ni me acuerdo ya el nombre) pero no podían enyesarlo en ese momento porque no estaba en ayunas y había que sedarlo para acomodarle el hueso. Tuvimos que llevarnos al pequeño con un yeso temporal para la casa y nos citaron para la mañana tempranito para hacerle el procedimiento. A la mañana siguiente estaba toda mi familia tempranito en el hospital, todos pendientes y rezando para que saliera todo bien (algo que literal demoraría 30 minutos) pero familia es familia! T
odo salió bien y mi piojo estará enyesado por 4 semanas. Lo bueno es que él ni se ha enterado que tiene un yeso y sigue brincando y saltando por todos lados como si nada. Lo malo, es que me toca tratar de estar más pendiente por estas semanas para que no vaya a lastimarse y teniendo mi personalidad relajada comprenderán que será bastante duro… pero como le digo a mi esposo, tampoco se le puede pedir peras al olmo!
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